Ya hemos terminado 2013, y poco a poco empezamos 2014. Atrás quedan los fastos de Nochebuena y Nochevieja (con sus excesos y demás) dejando así los últimos coletazos de la Navidad. Sin embargo, aún nos queda una noche mágica, especial. Para mí, sin duda, la mejor de las noches de todo el año. La Noche de Reyes. Y como toda Noche de Reyes que se precie, no puede faltar nuestra Carta a los Reyes Magos.
Hemos sido buenos, bastante buenos a mi parecer. O por lo menos hemos hecho las cosas con la mejor de las intenciones, sin maldad alguna. Unas habrán salido bien, otras no tanto. Pero creo que nos hemos ganado algún que otro regalo. Por eso, Majestades, aquí les dejo mis deseos para este año:
Querido Melchor, el de la barba blanca. Tú que llevas contigo un buen regalo de oro, debes de ser muy poderoso. Por eso te pido a ti, y sólo a ti, mi regalo más deseado, más ansiado. Pero tranquilo, que no soy nada egoísta y este regalo lo quiero compartir con todos mis compañeros farmacéuticos. Puede que sea un regalo grande, con muchas pretensiones. Pero es un regalo que necesitamos, te lo aseguro. Querido Melchor, por favor, danos una Farmacia Asistencial. Todos anhelamos una farmacia de servicios profesionales, donde poder desarrollar nuestra capacidad sanitaria al máximo. Queremos darle a la gente lo que necesita, pero para eso debemos olvidarnos de subidas y bajadas de precios, de la entrada de nuevos genéricos, de si este medicamento es más o menos caro... El medicamento es nuestra herramienta de trabajo, pero no podemos vivir de él (no debemos vivir de él). La sociedad necesita adquirir sus medicamentos con garantías de seguridad y eficacia. Nosotros debemos proporcionarles esa seguridad y esa eficacia. Nos debemos a ello. Por eso te pido que nos dejen llevar a cabo esa labor asistencial que con tantas ganas te pido (ves cómo este regalo no es sólo para mí????). Tú que tienes buenos contactos, sabrás con quien hay que hablar para llevar a cabo esta tarea (cuando lo sepas, me lo chivas).
Querido Gaspar, el de la barba marrón. Tú tambien eres poderoso, llevas incienso en tu equipaje. Por eso lo que te voy a pedir también es de extrema importancia, y nada fácil por cierto. Eso sí, este regalo tampoco es exclusivo para mí. Quiero pedirte que la población nos vea como lo que somos, sanitarios de primera (y no de segunda, como dicen algunos de mis compañeros). Gracias al regalo de Melchor, y a tu propia magia, podremos llegar al corazón de las personas y demostrar lo que somos capaces de ser. Podremos quitarnos, de una vez por todas, esa lacra de "tenderos" (con todos mis respetos a los tenderos) que todavía pulula sobre nuestras cabezas. Es verdad que no sólo dispensamos medicamentos y hacemos cierta atención farmacéutica. También cubrimos otras necesidades de la población mediante ventas cruzadas y otro tipo de asistencias. Pero esos actos no se pueden (no se deben) llamar meras ventas. Aplicamos nuestros conocimientos en pro de la salud de la gente. Detectamos carencias, necesidades, deseos y esperanzas. Tenemos un amplio conocimiento del ser humano, aplicamos nuestro arte en cada acto que realizamos. Así que te pido que nos ayudes a demostrar a la población y a otros compañeros sanitarios lo que somos.
Mi Querido Baltasar, el negro (es así, su piel es negra, no hay nada ofensivo en esta palabra). Te dejo el último por seguir vuestro orden. Pero tú bien sabes que para mí no eres el último, sino todo lo contrario. De siempre has sido mi favorito. Desde que hice esa pequeña obra de teatro en el colegio y me tocó hacer de Reina Maga Baltasara, te metiste en mi corazón y de ahí no te has movido. Por eso, por lo especial que eres para mí, te pido el que será mi deseo más especial. Quizá en este caso si sea un poco egoísta, pero creo que es muy necesario. Y también va a ser un regalo compartido, quizá no tanto como los otros dos pero también muy necesario. Te pido que todos los farmacéuticos adjuntos o no obtengan el reconocimiento que se merecen. Nuestra labor es esencial, pero no siempre reconocida. Sabes bien que conozco muchos casos de compañeros que están bastante hartos de su situación (no te voy a hablar de la mía porque la conoces muy bien), y no es justo. No pedimos mucho, de verdad. Sólo lo que creemos que es justo. Somos un pilar fundamental en esta cadena, no pedimos nada imposible. Reconocimiento, respeto, compañerismo, humildad, cooperación, empatía, gratitud, cariño y educación. Como ves, no pido imposibles. Sé que muchos compañeros ya lo tienen, pero muchos otros no, y lo están pasando muy mal, incluso llegando a aborrecer (algunos hasta lo han abandonado) este bellísima profesión. No es justo, nadie se merece esto. Todos somos iguales (o al menos eso quiero pensar) y debemos permanecer unidos. Como verás, éste es el regalo más especial que he pedido, y creo que también uno de los más difíciles de conseguir. Una pena, sin duda.
Queridos Reyes, estos son mis deseos para el 2014. Sé que no son tareas fáciles, pero vosotros sois magos, así que dejar actuar vuestra magia y que la ilusión llegue a todos los hogares en esa noche tan mágica como es la Noche de Reyes. Gracias.
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