Hace unos días se publicaba la noticia donde se comentaba que habían creado una app donde se desarrollaba el ABC de las plantas medicinales. Dicha App, creada por INFITO, tiene como finalidad servir de guía a profesionales sanitarios y pacientes en el buen uso de las plantas medicinales. Se trata de la primera aplicación desarrollada por una sociedad científica que permite la búsqueda de plantas medicinales por patología. Las plantas medicinales se encuentran agrupadas en diferentes bloques: control de peso, circulación, cansancio, nerviosismo, alteraciones del sueño, bienestar de la mujer, aparato urinario, salud del corazón, piel y belleza, digestión, aparato respiratorio, articulaciones, sistema inmunitario y antioxidantes. La aplicación contiene un total de 86 plantas, las más utilizadas en el campo de la fitoterapia, y con mayor evidencia científica.
Uno de cada tres españoles ha utilizado en algún momento de su vida, una planta medicinal para aliviar algún problema de salud. Este dato tan relevante es el que ha llevado a desarrollar esta aplicación. Las plantas medicinales no son inocuas, a pesar de la falsa creencia de la bondad de todo lo natural. Es por ello por lo que se hace necesario un correcto uso de las mismas. Con esta aplicación se pretende aportar la máxima información disponible con el fin de evitar cualquier problema derivado de un uso incorrecto de las mismas. Desde INFITO se quiere recalcar que el uso de plantas medicinales debe hacerse siempre bajo el consejo de expertos en fitoterapia. De ahí que esta aplicación haya sido elaborada por farmacéuticos, los profesionales mejor formados en plantas de uso terapéutico.
No voy a centrar este post en el manejo de esta aplicación (más que nada porque aún no la han sacado para iPhone, y no he podido probarla). Quiero llamar la atención a la forma en que va dirigida esta aplicación. Se presenta como una pequeña guía para ayudar en la dispensación de una planta medicinal. Visto así no parece tener mayor importancia. Nosotros, los profesionales sanitarios, lo vemos como lo que es, una herramienta más de ayuda ante un problema de salud referido por un paciente. Sin embargo, el ciudadano de calle también tiene acceso a ella. Se podría llegar a plantear hacerse una "autodispensación" (permitidme esta palabra inventada), con el riesgo que eso conlleva. Analicemos pues los objetivos de las apps.
Con la llegada de las nuevas tecnologías, especialmente los llamados smartphones, se ha producido una transformación a la hora de conseguir información. Hoy en día hay infinidad de aplicaciones dirigidas a hacernos la vida más fácil. Esas apps nos sirven para casi todo. Recuerdo que, al poco de tener mi primer smartphone, descubrí las tiendas de aplicaciones. Me sorprendió muchísimo ver que la aplicación más descargada en ese momento, la que más triunfaba en la red, era una que te enseñaba a hacer el nudo de la corbata. A mí me resultó de lo más chocante. Desde ese día y hasta hoy estoy siguiendo la línea de desarrollo de las aplicaciones, y no me equivoco diciendo que hay una app para cada una de las tareas que realizamos habitualmente. No digo que esto sea malo, ni mucho menos. Nos ayudan a hacer el trabajo diario más llevadero. Pero, como siempre digo, un exceso de información puede ser contraproducente.
Una app para cada cosa. Una ayuda para cada problema. Pero, ¿dónde están los límites? Lo siento, somos seres que vivimos en sociedad y necesitamos límites. Nos guste o no. Si vamos a tener una app para cada trabajo, ¿de qué nos sirven los trabajadores? Les pongo en alerta. Imaginen que en un futuro (no muy lejano, visto el ritmo que llevamos), saquen una app que nos sirva para hacernos un auto diagnóstico. Es muy sencillo. Te descargas la app y a seguir las instrucciones. ¿Padece usted de X síntoma? ¿Cuánto tiempo lleva con ese dolor? ¿Refiere algún otro síntoma? ¿Ha sufrido con anterioridad este problema? Vas contestando: si, no, si, no... Y gracias a una serie de algoritmos, llegas a un diagnóstico final. Hecho esto, ¿para qué necesito un médico? Siguiente paso. Tengo mi diagnóstico con su correspondiente tratamiento. Me descargo la correspondiente app sobre dispensación de medicamentos. Y a seguir las instrucciones. ¿Conoce el medicamento? ¿Es la primera vez que lo utiliza? ¿Sabe cómo y durante cuánto tiempo utilizarlo? ¿Toma algún otro medicamento?.... Os suenan estas preguntas, ¿verdad? Son las que realizamos todos días con nuestros pacientes. Gracias a esta app, zas, borrado el farmacéutico. No sé a vosotros pero a mí todo esto, cuanto menos, me resulta un poco peligroso.
No digo que las apps sean peligrosas, pero lo que no debemos hacer es borrar el componente humano adherido a ellas. Las aplicaciones no son perfectas, los humanos tampoco. Pero tenemos eso que llaman instinto, adquirido gracias a años de conocimiento y experiencia. Los algoritmos son buenos a la hora de decidir entre una opción u otra. Pero no todo es blanco o negro. Existen los grises y ahí es donde nuestra profesionalidad entra en juego. Somos capaces de ver más allá y detectar pequeños detalles que nos ayuden a tomar la decisión correcta. Toda ayuda es bienvenida, toda información agradecida. Pero al final somos nosotros los que decidimos.
Desde aquí, y para terminar, quiero lanzar una pequeña observación. Las aplicaciones nos ayudan en el día a día, pero ante un problema es el profesional el que debe decidir. A mí no se me ocurriría bajarme una app sobre como construir una casa y ponerme a hacerlo. Al segundo día, se me caería encima. Debo acudir al especialista en cuestión. La información es buena, pero debe manejarse con seguridad. Por eso digo, nada de auto diagnósticos (para eso están los médicos) y nada de auto dispensaciones (para eso están los farmacéuticos). Los medicamentos, por muy naturales que sean, conllevan un riesgo. Deben utilizarse bajo un uso racional y con seguridad.
Este problema que planteo no es algo nuevo, y sé que preocupa a buena parte de la sociedad. De ahí que haya países, como EEUU, que han decidido imponer un control a la hora de autorizar ciertas apps relacionadas con el mundo sanitario.
Las Apps son buenas, los profesionales que hay detrás de ellas, lo son mucho más. !!!Humanicemos pues, las apps!!!!
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