Estamos ya a las puertas mismas
de las vacaciones. Algunos de
vosotros ya las habéis disfrutado, otros (como la que suscribe) no. Ha sido un año duro, con muchas noticias para el
sector, la mayoría bastante deprimentes. Las OPR, la posible liberalización del
sector (rumor que nos persigue desde que el mundo es mundo), la nueva ley sobre
colegios profesionales, elecciones a diferentes colegios oficiales en toda la
geografía española (con resultados bastante “cuestionables” en algunos de
ellos), la tan ansiada Cartera de Servicios Profesionales (la salvación del
sector para algunos compañeros, la total indiferencia para otros tantos).
Muchos cambios que han demostrado una vez más que el sector resiste (no sabemos bien cómo pero lo hace). Eso sí, esta
resistencia no es fruto de la unión entre compañeros, que quede bien claro,
seguimos igual de desunidos que siempre.
El caso es que todas estas
novedades han mermado el ánimo de
muchos compañeros (una servidora, entre ellos). Así que pensando en un post que
me sirviera de despedida pre-vacacional (tranquilos, no os vais a librar de mí
tan fácilmente, en Septiembre vuelvo), pensé en escribir algo que nos levantara
un poco ese decaimiento y nos permitiera ver con esperanza la llegada del nuevo
curso escolar.
Hace unos días pude leer un post muy especial de una compañera
farmacéutica Kelly Howard publicado en la revista “Drug Topics: Voice oh thePharmacist”. El post en cuestión se titula “10 reasons I`m still proud to be a
pharmacist”, o lo que es lo mismo “Diez razones por las que todavía estoy
orgulloso de ser farmacéutico”. Podéis leer el texto original pinchando aquí
(ni que decir tiene que está en inglés).
Cuando leí el artículo se me
vinieron a la cabeza muchas similitudes
con el hecho de ser farmacéutico en España y, aunque las comparaciones son odiosas, creo que es bueno hacer una crítica de
vez en cuando para darnos cuenta que hay cosas que podemos hacer mal, pero hay
muchas otras que las hacemos muy bien.
Mi idea es intentar dar un grado de positivismo a la vida e
intentar poner una sonrisa en la cara de muchos farmacéuticos que lo están
pasando realmente mal. La cosa no pinta bien, pero es un campo que ya
conocemos. Nos llevan atacando mucho tiempo pero siempre resistimos. Algo
estaremos haciendo bien, creo yo. Así que no está de más recordarnos el por qué
nos hemos hecho farmacéuticos y qué es lo bonito de nuestra profesión que nos
invita a seguir luchando día a día.
Lo dicho, quiero que sea algo
positivo pero como ya he comentado las comparaciones son odiosas así que leamos
el artículo con visión crítica, aprendamos de nuestros errores y sigamos por
nuestro camino sin desviarnos y sin perder nuestro ser: somos profesionales
sanitarios.
10 razones por las que aún estoy orgulloso de ser farmacéutico:
1. Confianza: si hay alguna cosa que mejor defina al farmacéutico es
la confianza que nuestros pacientes depositan en nosotros. Eso está fuera de
toda bajada de precios, liberalización o cualquier otra amenaza al sector. El
paciente sabe que puede acudir a nosotros siempre que lo necesite, a cualquier
hora y en cualquier lugar de España.
2. Igualdad en la práctica: todos somos farmacéuticos comunitarios
pero en este punto tengo que discrepar (y empezamos pronto). Todos deberíamos
hacer nuestro trabajo con la misma ética y capacidad profesional. Pero ya
sabemos que esto es una utopía. Todos conocemos a “compañeros” que han dejado
la ética bastante aparcada. Nuestra esperanza es que cada vez sean menos…
3. Somos familia: este hecho va unido a la confianza. Muchos de
nuestros pacientes han pasado a ser más amigos, son familia. Y lo mismo nos
ocurre con algunos compañeros de trabajo (ésta es mi opinión personal). Creamos
un vínculo muy fuerte con la gente que nos rodea.
4. “No nos comemos a los jóvenes”: aquí Kelly ha querido ser muy
benévola y dice que promocionan a sus estudiantes farmacéuticos para que
lleguen a ser grandes profesionales. Nuevamente entra la discordancia en el
marco español. Y más después de que ayer quedara con unas amigas farmacéuticas,
todas ellas adjuntas, y tuviéramos una súper “agradable” charla sobre lo
“buenos que son” algunos (ojo, algunos, no todos) titulares de oficina de
farmacia. No señor, no. En España si se puede pisar, se pisa (triste realidad).
5. “Abiertos 24h” (traducción libre por mi parte): el paciente nos va
a encontrar siempre que lo necesite, sea cual sea su necesidad.
6. Versatilidad: como bien dice Kelly, el farmacéutico es la Navaja
Suiza que todo sistema sanitario necesita. Es así, valemos para casi todo (y no
tengo abuela, oiga). Nuestro campo de batalla es muy amplio y nuestra
capacitación como profesionales también.
7. Somos luchadores: poco más que añadir, sólo hay que tirar de
hemeroteca para ver cuántas batallas nos ha tocado librar y ver que hemos
salido airosos (con alguna que otra herida, pero nada mortal) de todas ellas.
8. Constante desarrollo profesional: el farmacéutico no para de
formarse una vez que ha salido de la universidad. Muchos son los campos de
especialización.
9. Multitarea extrema: somos capaces de estar haciendo varias cosas a
la vez y de hacerlas todas bien. Aquí dejo el campo abierto para vuestras
opiniones ya que yo sé como trabajo y de lo que soy capaz de hacer. ¿Y
vosotros?
10. Construimos una farmacia resistente: en todos los trabajos hay
intrusismo. Pero ahí seguimos. Defendiendo lo que creemos que es nuestro.
Espero que estas pequeñas
reflexiones os hayan arrancado una posible sonrisa y permitido ver el futuro
con un poquito más de esperanza. Al fin y al cabo, aún estamos orgullosos de ser farmacéuticos.